Barcelona está considerada como una de las capitales mundiales del flamenco y quiere seguir siéndolo.
La Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deporte del Ayuntamiento de Barcelona acordó, por unanimidad de los partidos políticos, instar el equipo del gobierno municipal a realizar medidas concretas para evitar la desaparición de los tablaos flamencos de la ciudad.
Plataforma de apoyo a los tablaos flamencos en Barcelona
Estos locales están cerrados desde el 14 de marzo por el estado de emergencia y la crisis sanitaria por el COVID 19, aunque existe una Plataforma de Tablaos Emblemáticos que reclaman medidas concretas para garantizar su continuidad.
En este sentido piden al Consistorio ayudas económicas directas para poder soportar el cierre obligatorio, no pagar el IBI y facilidad con los alquileres, cesión de espacios públicos al aire libre para poder retomar su actividad, campañas de promoción y difusión publicitaria del flamenco en Barcelona.
Especialmente entre el público joven, organizar ciclos o actuaciones de flamenco durante todo el año, dentro de la programación cultural del Ayuntamiento de Barcelona así como iniciar los trámites necesarios, en colaboración con la Generalitat, para que los tablaos sean declarados Bien de Interés Cultural.
La plataforma recuerda que el Flamenco en Barcelona es «uno de los valores patrimoniales de Cataluña» y Barcelona «una de las capitales mundiales». Detallan que «Barcelona tiene una muy notable y reconocida cantera de artistas flamencos de la máxima calidad. Y muchos de ellos surgen y se forjan en los tablaos locales, que juegan un papel fundamental».
Por eso, la plataforma, formada por Tablao Flamenco Cordobés, Tablao de Carmen y Los Tarantos, quiere reivindicar «el valor patrimonial cultural del flamenco catalán y solicita la ayuda y el apoyo de las instituciones» ante las consecuencias de les medidas sanitarias adoptadas contra el COVID 19 en el sector ya que consideran que «pueden suponer el cierre definitivo de estos tres espacios históricos de la cultura de la ciudad».
En este sentido, detallan que «no son meros locales de explotación comercial, sino que son un vivero y un elemento transmisor indispensable que contribuye a difundir un importante patrimonio cultural y su historia» y por eso los consideran «enclaves sociales, de encuentro y de intercambio, unas escuelas o universidades del flamenco que, si bien no son académicas, sí mantienen la cultura viva».