Palos del Flamenco (II)
GEOGRAFÍA DEL FLAMENCO
El flamenco, como género musical originario de Andalucía, podemos conocerlo a partir de los diferentes territorios donde fueron forjados los diferentes estilos o bien según la procedencia de sus principales creadores e intérpretes.
Partiendo de la provincia gaditana y desde Andalucía hacia el mundo, el flamenco, como reinterpretación artística de la música tradicional, es un fiel reflejo de la realidad musical hispana en la historia y hoy.
Sin embargo, es muy importante resaltar el hecho de que el flamenco es obra de individuos, y no tanto de lugares concretos, ya que éste fue forjado por un puñado de personas, profesionales o no, que supieron destilar lo más granado de la tradición para reinterpretarlo en clave artística.
Por lo tanto, al referirnos a la geografía del flamenco, en un intento de trazar la territorialidad del cante, el toque y el baile, debemos contar con que existieron cantores jerezanos que crearon cantes levantinos, o bien toparnos con estilos malagueños de pura estirpe gaditana.
Debido precisamente a que son los artistas-creadores, más allá de su procedencia, quienes imprimieron el acento local a determinados estilos, incluso sin necesidad de haber pisado jamás la tierra cuya música, llamémosla autóctona, les sirvió de inspiración.
La geografía del flamenco es pues un asunto peliagudo.
El flamenco no es el folclore andaluz ni es su música popular.
Es, desde un punto de vista de la creación, un arte popular, una suerte de música artística, ya que quienes lo crean y cultivan son artistas, es decir, músicos (cantores y guitarristas) y bailaores profesionales en su mayoría.
Como decimos, al observarlo desde el punto de vista del territorio, un cante determinado no siempre responde, y más en concreto su creador, a un lugar determinado.
Por mucho que algunos estudiosos hayan pretendido ver (escuchar) determinados rasgos musicales desde un punto de vista de la geografía, no todo en la música es atribuible a principios geográficos.
La música no entiende de lugares, la música simplemente es eso, música, los sonidos entretejidos en el tiempo.
Por ejemplo, en las bulerías siempre se ha querido emparentar el modo mayor con Cádiz y el modo flamenco con Jerez, como si en Cádiz no se cantara por bulerías en el tono flamenco.
Insistimos, las cuestiones musicales no siempre están en consonancia con un lugar geográfico concreto, pero al tratarse el flamenco de un género musical que bebe de la tradición, sí podemos acercarnos a él atendiendo al lugar de donde bebieron los artistas para crear su cante.
Todo esto se entiende mejor si nos referimos por ejemplo a Antonio Chacón, generalísimo cantaor jerezano que impuso su cátedra flamenca en estilos preferentemente no jerezanos, como malagueñas, granaínas, cartageneras o cantiñas.
La flamencología ya se ha encargado de trazar diversas teorías sobre la geografía del flamenco.
Llama la atención el conocido triángulo creativo del género flamenco, dentro del cual se delimita el territorio en el que se gestaron sus esencias musicales.
Sin embargo, no hay unanimidad respecto a qué territorio debe delimitar dicho triángulo.
Aquí los hemos recogido indicando en cada caso el autor.
Tenemos así el trazado por el compositor Mariano Soriano Fuertes, quien delimitaba, sin pretenderlo, el territorio flamenco entre los barrios de Triana en Sevilla, La Viña en Cádiz y El Perchel de Málaga, acertando como pocos en su aseveración.
Otros pretendieron limitarlo a Sevilla, Jerez y Cádiz. Nosotros no vamos a delimitar tanto, geográficamente, el territorio flamenco y nos referimos aquí a las contribuciones estilísticas de cada provincia al repertorio flamenco.
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